Pienso que somos muchas las personas que deseamos lo mejor para nuestro país. Hoy, amanecí con el periódico y sus pésimas noticias de siempre: corrupción policiaca, política, profesional. Pareciera que ya no existe otra manera mejor de obtener beneficios que mediante la delincuencia o la trampa.
El grueso de la población estamos asqueados de esta situación, pero no podemos hacer nada...
Recién leo que los Policías Federales, en otro momento satanizados por venderse a la delincuencia organizada, no cuenta con las herramientas básicas para desempeñar su labor en la Operación Michoacán. Esa prestancia de la que tanto se alardea por parte de nuestros efectivos federales, así como de nuestro Ejército, se ve empañada por la falta de apoyo para mejores sueldos y beneficios a sus familias.
Es por ello (no le veo otra causa natural o aparente) que estos elementos, en un principio, gente destinada a servir y proteger a los mexicanos, se ven en la necesidad de vender sus servicios al mejor postor, y en este caso se trata del hampa.
¿Cómo cambiar esta situación? pues con una efectiva remuneración de acuerdo a su labor y a los riesgos que esto conlleva.
En USA, además de ser un honor ser un policía o un mando militar, su remuneración es casi la misma que la de un congresista. Tenemos sobrevaluada la política por encima de otras actividades de vital importancia, como la impartición de justicia, de seguridad, o de educación. El problema es que muchas de estas labores emanan de la misma persona, que es el ejecutivo.
Tal vez se va acercando el momento de reorganizar la división de poderes, y otorgarle la real autonomía a cada uno.
Algo debe suceder, pronto...
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