miércoles, 18 de marzo de 2015

México: la voz reprimida

Durante las décadas de los sesentas, setentas y ochentas, la represión periodística en México era una constante. No existía forma de expresar de manera libre el pensar del mexicano, y la crítica política al sistema era una práctica que si bien se realizaba, ésta quedaba confinada a “pasquines” o panfletos de poca difusión, a la sátira de los caricaturistas, o a la crítica de calle del ciudadano promedio mexicano.

Durante 70 años, criticar de manera directa a la figura del Presidente de la República era, si bien considerado “un pecado capital”, también una imprudencia, o mejor dicho, un suicidio. Si ésta se realizaba de manera directa, se cerraban puertas y caminos. Sólo hubo espacio para la crítica anónima.

A partir del año 2000, la figura presidencial cayó del nicho con la llegada de Vicente Fox a la “silla del águila”. Fox coadyuvó –tal vez de manera involuntaria- a que la presidencia dejara esa aura de misticismo y halo etéreo que desde la llegada de la Revolución acompañó a los mandatarios mexicanos. Sin embargo, vemos con tristeza cómo la represión sigue siendo la constante.

Con la llegada de Enrique Peña Nieto como Presidente de la República, se han encontrado nuevas maneras de represión periodística. Prácticamente toda persona que ejerza la profesión de la comunicación deberá de guardar no sólo el esperado respeto hacia la institución presidencial, sino rendir culto y pleitesía a todas las ocurrencias de los personajes afines a Peña.

Los tiempos han cambiado. Hoy en día, Twitter puede provocar la destitución de un Procurador –como el de Profeco, o la remoción de otro –como Murillo Karam, ante faltas de criterio en el desempeño de sus actividades, o simples “lapsus” que una ciudadanía informada definitivamente no podrá pasar por alto.

Y es precisamente en estos tiempos de revolución informativa, donde salta a la vista un tema tan sensible como el despido de Carmen Aristegui de MVS Radio, por causas aún sin esclarecer, pero que todo apunta a una revancha política orquestada desde Los Pinos, por ventilar ésta, en primera instancia, temas incómodos como la compra de la mansión millonaria por parte de la Primera Dama, entre otros.

Tal vez lo que nos diferencia de otros países en donde existe represión y dictaduras, es que siempre nos consolábamos diciendo “al menos tenemos libertad de expresión”. Bueno, hoy en día ese consuelo no es válido: no la tenemos. Ya nada nos diferencia. 

miércoles, 4 de marzo de 2015

El Óscar mexicano y el fantasma de nuestros propios miedos


En ocasiones me pongo a pensar sobre los diferentes estereotipos y conceptos que los mexicanos aplicamos para nosotros mismos. Si pagas un adeudo en la fecha límite, decimos “todo al final, como buen mexicano”. Si la pereza nos agobia, decimos que somos “mexicanos flojos”, o algún otro concepto dañino hacia nuestra reputación. Nos dibujamos de sombrero, nopal y flojera.

Después nos indignamos cuando algún extranjero retoma estos comentarios y los hace suyos, lo tachamos de xenófobo siendo que quienes iniciamos con esos conceptos fuimos nosotros mismos.

Hace algunos días, el director de cine mexicano, Alejandro González Iñárritu obtuvo el Oscar como Mejor Director, Mejor Película y Mejor Guion, lo que representa uno de los galardones más importantes en el ámbito de las artes para un connacional.

Tal vez exagerando, pero estos premios están a la altura de los obtenidos en su tiempo por Octavio Paz (Premio Cervantes, Premio Príncipe de Asturias, Premio Nobel), e igualando lo realizado el año 2014 por Alfonso Cuarón. Considero que este tipo de logros, si bien son a nivel individual, nos sirven como ejemplo para emular y superar estos retos.

Durante mucho tiempo, hemos sido los del “ya merito”, “a la otra”, “lo importante es participar”, y no es que esto sea del todo malo, sino que es momento también de romper paradigmas y sacar la casta, por el motivo que sea, sin caer en el pragmatismo exagerado.

Sería bueno que nuestra educación artística en México fuera tomada más en serio, fomentando las actividades artísticas y deportivas con miras al alto rendimiento; en estos tiempos, en que la capacitación funcional y la educación basada en competencias puede ser más importante que algún título universitario, podemos – y debemos -  impulsar el desarrollo creativo, sobre todo desde la niñez.


Así pues, González Iñárritu se une al selecto grupo de mexicanos que ponen en alto el nombre de nuestro país.

SUPERCHEKO RELOADED

Hola:



Me da gusto que estés de visita por este blog. Es solo la opinión de un servidor sobre temas universales como el amor, la política, el trabajo, la amistad, etc., visto de una forma tan humana como mundana, tal vez, como muchos. Espero que su estadía aqui sea útil, muchas gracias!



Lic. Sergio Andrés

Abogado