EL PRESIDENTE PEÑA

Luego de la contienda del 2012, en donde el ganador declarado fue Enrique Peña Nieto, saltan a la mente una serie de dudas sobre sus capacidades para llevar a buen puerto al pueblo mexicano. No se sabe cual será su estrategia para el combate a la delincuencia, que es, sin duda, el gran tema.
También observamos un país polarizado, en donde la clase política se somete a los intereses de los potentados, de "los de siempre". Observamos un Senado de la república secuestrado, en donde se niegan a modificar el sistema corroído. Lamentablemente, la política mexicana tiene errores y lagunas de origen. Hoy los grandes cambios del país están estancados por la política, es decir, la clase política ha estancado a todo un país.
Peña tiene una tarea sumamente difícil. Primero, brindarle prestigio a un cargo que al ser bajado del Nicho, no se le tiene respeto de un tiempo a la fecha. Después, iniciar con el pie derecho su administración, de tal manera que sean sus acciones las que vayan hablando, y no sus pifias literarias o sus debilidades humanas. Un buen político, creo, no es el más "cuerda", sino el que cuenta con el mejor equipo, el más capaz, incluso con la capacidad de aceptar errores y corregir.
En política hay dos lados: el bonito y el feo. Lo bonito es la foto con la anciana, con El Niño, con el ama de casa, y lo feo es el enojo, el distanciamiento por diferencias políticas, el golpe mediático y la cerrazón. Peña tiene la oportunidad de ser diferente, de darle apertura a sus políticas, de abrirse al diálogo con las corrientes opuestas, o la de vivir en la política de la negación, la famosa "política ficción" a la que se refiere su tío político Carlos Salinas.
La continuidad de programas como OPORTUNIDADES será básica para el fortalecimiento del nuevo gobierno.
Contrario al PRI, en donde la consigna siempre fue la de atacar al presidente panista  en turno, en Acción Nacional la premisa deberá ser la de construir, ante cualquier panorama, por más oscuro que sea.
A México le irá mejor en la medida en que dejen trabajar a su Presidente.

Hazlo bien, Enrique.