Presidente Peña en Monterrey

Hoy, el Presidente Enrique Peña Nieto estuvo de visita en Monterrey. Me llamó la atención un anuncio panorámico instalado en la Av. Miguel Alemán, en el que le dan la bienvenida a la mini gira de trabajo, siendo que -fiel a la costumbre- bajando del avión, abordó un helicóptero que lo transportó hasta la zona de San Bernabé, al norponiente de Monterrey, lo que impidió ver la deferencia del alcalde de Apodaca.

Fue sorprendente ver en un radio de 2 kilómetros a la redonda calles de acceso restringido, policías de a pie, federales, estatales, militares, y los típicos del Estado Mayor, que se distinguen por su afán de pasar desapercibidos, todos con traje y "chícharos".

El arrope: especial. Poco más de 100 autobuses, la mayoría de Ómnibus de México, acercaron gente de más allá del área metropolitana. El perfil era el mismo: señoras de mediana edad, voz fuerte, rollizas, todas desenvueltas y francas, la típica "lideresa", de todos los niveles: manzaneras, seccionales, distritales, etc.

Los responsables de los camiones decían lo más discreto posible que el refrigerio se los darían en el autobús de regreso, junto con una despensa del programa PASO, que fueron dispuestas de manera especial para la ocasión.

No deja de sorprenderme -para mal, la capacidad operativa que tiene el Revolucionario Institucional para realizar este tipo de maniobras. Así mismo, de la capacidad de nadar "de muertito" prácticamente cinco años completos, y de repente "surgir" como el ave fénix del progreso, del empleo, de las -demasiadas- despensas que regalan en tiempos electorales, contrario a los pocos apoyos de la temporada "ordinaria", por así llamarle.

Al final, el acto mesiánico fue exitoso para ellos, según reportaron, aunque queda la duda en el aire. La pobreza sigue recrudenciéndose pese a la Cruzada contra el Hambre; los índices de violencia siguen elevados, pese a las disposiciones oficiales de dejar de lado el tema en medios de comunicación; el gasolinazo de cada día, la represión, la zozobra ciudadana y el miedo colectivo permanecen como una huella indeleble.

Medina nos habla del Gobierno del Cambio, y tiene razón: las cosas han cambiado. Antes creíamos. Antes nos sentíamos seguros. Antes había desarrollo, empleo, recreación, y oportunidades. Señor Medina, tiene razón, son el Gobierno del cambio.