Era
septiembre de 1999. Eran mis primeros días en la Facultad de Derecho y Ciencias
Sociales de la UANL (así se llamaba en aquel entonces), estudiando en un
horario extraño que era la primera vez que se implementaba, conocido como
"turno piloto", el cual a la fecha se sigue llamando igual.
Recuerdo que por esos días, transcurrían ya
varios meses de paro en la UNAM, que encumbraron a nuestra universidad como
"la mejor universidad pública de México" (según unas lonas gigantes
que colocaron afuera de la Capilla Alfonsina), que trajo un cúmulo de
estudiantes de todas partes de la república, incluido el Distrito Federal.
Por alguna razón, el entonces presidente de
México, Ernesto Zedillo, visitó la explanada de la rectoría, y por ello,
nuestro director de la facultad, Helio Estanislao Ayala Villarreal, nos obligó
a ir a dicho evento.
También recuerdo que ese día tenía exámenes,
por lo que iba vestido de traje, el cual el Estado Mayor Presidencial me obligó
a quitarme: "si el Presidente no trae traje, nadie puede traer".
Esa misma semana, una joven muy bella que salía
en la televisión por cable, pasó a un lado mío en las instalaciones de la
Facultad, y la saludé, respondiéndome con un monumental desdén. Con su cabello
perfectamente cuidado, y fingiendo tener que realizar una llamada en su celular
Motorola Startac, siguió su camino abordando su espectacular Pontiac Grand Prix. Esa chica se llamaba Ivonne Álvarez.
La siguiente semana, un joven diputado tuvo una
ponencia en la facultad, y coincidió con una hora libre que tuve. La ponencia
era sobre el "Fobaproa", en el cual dio los pormenores del robo que
constituyó el rescate bancario de esos años, y que seguramente siguen
redundando hasta nuestros días.
Dicho diputado, manejaba sus propias filminas
en el proyector de acetatos, y aunque al principio éramos pocos los que
entramos a la charla, finalmente, el Auditorio Víctor L. Treviño fue abarrotado
para observar su ponencia. Al final, algunos nos acercamos para hacer preguntas
sobre dónde encontrar más información al respecto. El invitado nos dio algunas
respuestas, y luego de varios minutos, tomó sus cosas y se fue, diciendo
"voy a chambear porque tengo junta y va p'a largo". Ese
diputado era Felipe de Jesús Cantú.
El año siguiente, Felipe fue postulado para Alcalde
de Monterrey, y ganó con muy amplia ventaja al contrincante Leopoldo Espinosa
Benavides. Por su parte, Ivonne fue colocada como conductora de espectáculos en
los noticieros de Multimedios. En el año 2003, justo cuando Felipe
terminaba su gestión como Alcalde, Ivonne es lanzada –con el apoyo de la CTM- a
contender por un distrito local en Escobedo, que finalmente ganó.
Ivonne en poco tiempo ganó fama dentro del
Congreso, sobre todo por su estilo –dicharachera, saludadora, amable: me venía
a la mente aquella chica recién egresada que pasaba con un aire de grandeza
junto a la gente, pues era una “celebridad”, y después, en un abrir y cerrar de
ojos, cambió radicalmente, a sabiendas de que estaba construyendo un “capital
político” que pronto estaría dispuesta a explotar.
Ya en tiempos recientes, año 2014, los tiempos hacen
coincidir en la misma esfera a ambos personajes, pero en diferente locación.
Por un lado, Ivonne era la “madrina” del arranque de la liga de fútbol
americano con el Club Halcones (dando una terrible patada de despeje, por
cierto), mientras que por otro lado, Felipe, daba consejos a su hijo antes de
un partido en el Club Águilas, donde siempre asistía.
En el 2015, tanto Ivonne como Felipe encabezan
las preferencias para la Gubernatura de Nuevo León.
Felipe, siempre sobrio. Ivonne, siempre
populachera. Hay quien dice que las personas, en esencia, siempre somos
iguales. Me viene a la mente aquella chica que se comía el mundo con su andar,
con su belleza como “patente de corso” para tal fin. La verdad, no me la
imagino resolviendo los problemas de pobreza (la cual, como una niña criada en
la Col. Contry Sol, nunca padeció), de marginación, de falta de empleo; en fin,
dudo que tenga la sensibilidad, por más que su discurso sea siempre emotivo y
lacrimógeno.
Por otro lado, pienso en Felipe, como una
persona sencilla, que gracias al “igualador social” que es la educación, ha
podido escalar peldaños. Igual que lo he visto en su papel de padre de familia,
hoy, sin duda, lo veo como Gobernador, cerca de la gente, intolerante a las
malas prácticas, a la ineficiencia. Recuerdo que cuando fue Alcalde, destituyó
a un Secretario por un mal uso de un vehículo oficial: así de contundente son
los reglamentos y las leyes, no se negocian. Hoy en día, la ley se aplica
discrecionalmente, pues de lo contrario, el escándalo de las placas del
Instituto de Control Vehicular, el fraude del Isssteleón, y los terrenos
ejidales de Mina, tuvieran al menos un expediente judicial.
Por ello, votar por Ivonne, y todo lo que
representa, sería un error garrafal, que dudo que nuestro Estado lo soporte.